La espuma es un agente extintor que es empleado principalmente para combatir incendios que involucran sustancias y líquidos inflamables.
La espuma se forma a base de un agente espumante, el cual se mezcla con agua en un equipo proporcionador, formando una solución. Esta solución pasa luego a los dispositivos generadores de espuma, en los cuales se produce una aireación de la solución, transformándola en espuma, la cual sale por las regaderas abiertas.
La espuma forma una capa que cubre las superficies combustibles, produciéndole un doble efecto de enfriar y evitar el contacto con el aire. Además, evita la emanación de vapores combustibles, previniendo la reiniciación del fuego. Tiene además la característica de adherirse a las superficies que cubre, protegiéndolas de los fuegos adyacentes.
Los agentes espumantes son de varios tipos, dependiendo del tipo de espuma a generar y de la naturaleza de las sustancias inflamables a proteger.
Por lo general, la espuma se usa en sistemas de inundación total, controlados por una válvula tipo «diluvio» accionada mediante un sistema de detección.